Mes Uno
Ya, me bajó toda la nostalgia o no sé como llamarlo (Bargetto me decía que sufría tendencia a la melancolía) y todo porque hoy me puse a armar mi bolso para irme de vacaciones al sur.
resulta que no sé porque ando con todo un sentimiento fatalista (igual prefería ser melancólica a fatalista, pero en fin) en que miré alrededor y pensé “qué me asegura que cuando vuelva esté todo así como lo dejé..., quien me asegura que vuelva” y me dije, luego, yaaaaa!.
resulta que no sé porque ando con todo un sentimiento fatalista (igual prefería ser melancólica a fatalista, pero en fin) en que miré alrededor y pensé “qué me asegura que cuando vuelva esté todo así como lo dejé..., quien me asegura que vuelva” y me dije, luego, yaaaaa!.
Después pensé que ya se había ido enero y, bueno, reconozco que descansé harto, aunque no hice nada de lo que me propuse, no nadé, ni jugué tenis, ni aprendí a manejar, ni fui al médico para tratarme el síndrome de ovario poliquístico, ni me saqué las muelas del juicio, ni me tapé las caries, ni aprendí a tocar guitarra, ni vi a toda la gente que tenía que ver; me la pasé leyendo, yendo a la biblioteca de Santiago y viendo películas, o sea, haciendo lo que me gusta hacer y que en el año no puedo hacer a destajo. Entonces, no hay qué me detenga en Santiago más que la rutina vacacional que nunca deja de ser agradable, a cambio tengo el sur que me llama, Lebu con mis primos grandes, pero nunca tan grandes, Curanilahue porque resulta que ***, Pucón que siempre es buen panorama, Panguipulli y sus al rededores que es una “sinfonía para los ojos”; pero ando con la sensanción de abandono, de dejar mi casita y mi piecesita y mi cama y mi perro y mi ratón y parte de mi música y mis libros y mi mecedora y al Gastón y la rutina vacacional y tener que volver en marzo a clases y a tercero y no quiero!.
Pero bueh, dejo la casa un rato tirada (hasta que el ocio en Lebu me lleve a un equipo y tenga algo que contar).
CERRADO POR VACACIONES