agosto 27, 2006

Dilema

Qué se hace cuándo no se cacha que si me gusta alguien es porque le gusté primero y que si en verdad no le gusté, pero pensé que le había gustado y luego yo le gusto porque él piensa que me gusta y en verdad tampoco me gustaba hasta que caché (o creí cachar) qué yo le gustaba?....

Hamlet tenía dilemas, al menos, más interesantes, menos estresante y menos ridículos que esto de que se me dibuje una sonrisa (ni siquiera en forma de saludo) cuando lo miré y me estaba mirando.

Rayos..... (me niego a que la situación se convierta en mi karma).

agosto 19, 2006

Toy picá



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Hay veces en que creo que si tuviera un apellido bacanoso, si tuviera los ojos claros y el pelo castaño claro, la vida sería un poquito más fácil; no soy arribista (ya superé esa etapa), ni siútica, ni vivo una vida que no puedo pagar (o que no me pueden pagar) y, la mayoría de las veces, estoy contenta con vivir donde vivo (aunque no tenga anchas veredas) y de estudiar donde estudio (aunque, como es estatal de prestigio, también entra gente de colegios de prestigio); y digo, la mayoría de las veces porque pasan cosas como lo que pasó el jueves en que me piqué.

Un amigo nos dijo que para trabajar en el estudio de Barros, mi profesor de civil, había que ser bonita, tener todo claro y traer buen apellido (digamos que nunca ha estado en mis metas trabajar en el estudio de Barros, así que su comentario me sonó a menos mal; además, tampoco imaginé que ese Barros se iba a convertir en MI profesor de civil) y como tanto dije yo, hasta que el otro día nos subimos al ascensor junto con él y ni nos miró (ya, dije yo, o sea, es Barros, porque de ubicarnos si nos ubica, o sea, hasta Atria me miraba y yo lo podía saludar, porque otro amigo me recomendó, cuando recién me iniciaba en las lides universitarias, que siempre me sentara abajo, o adelante, para que la cara le sonara familiar al profesor y a la hora de las pruebas y/o reclamos, no fuera un rostro desconocido), pero mi enojo se empezó a armar cuando, en el diplomado que se hace al lado de la sala de la Escuela Sindical, salió mi tío a tomar café y por ahí pasaban unos compañeros (con pinta de ABC 1) y los saludó y hasta les metió conversa.

Esas cosas que pasan y que hacen que a uno (con la visión cándida e inocente de la vida) las cosas le empiecen a oler mal.

Lo malo, es que este semestre tengo prueba oral y yo soy Díaz no más.

agosto 11, 2006

Un comentario

(para los que dicen que mis escritos son esquizofrénicos, les informo que la estructura de este ‘artículo’ será una introducción respecto de Los Tres, gracias a los tres digámoslo así, pero de lo que, en verdad trata, es de las buenas personas)... hecha la advertencia, me largo.

Hay una estrofa de Bip Bip (gracioso título en relación con la letra), una de las canciones nuevitas de Los Tres, que dice: Hay gente buena / Que da igual / Hay gente mala/ Que es la que importa más, y no se imagina cuanto estoy de acuerdo con la frasecita esta.

Igual hay veces en que me da lata, sobre todo cuando me dicen que soy buena persona, porque las buenas personas me caen mal, y por una razón muy simple, porque no se puede ser malas personas con ellas (por el nunca llevadero reproche social), lo que coarta la libertad y que le coarten la libertad a uno, se siente un poquitito incómodo.

Solo eso quería decir, por su atención, gracias.

agosto 06, 2006

Archivadores

El otro día venía de vuelta a la casa, vestida como proyecto de abogado tras la graduación de la Escuela Sindical, cuando, despertando (por esa mala costumbre de dormir parada en el metro), me crucé delante de los ojos de una señora que me quedó mirando con cara de ‘yo te conozco’, rostro que seguramente he de haber reproducido, aunque con el agregado de ‘yo te conozco, pero no me acuerdo de donde’ y como no me acordaba de donde no iba a ir a saludarla y a preguntarle que donde rayos la/me conocía, hasta que mi neurona fisonomista me hizo ‘tilín’ y claro, fue mi profesora de algún ramo que-no-puedo-recordar, en el liceo, y, aunque, me acuerdo de sus movimientos y sus anteojos, no hay caso que me venga a la memoria su nombre ni su voz; y es tan re extraño, cuando, por una parte Coke (un ex profesor), me anda mandando recados con mi mamá, o el Mister, que me dice que le escriba, pero existen, por otra parte, quizá cuantos profesores más (y decenas de personas aún sin grado, ni título, ni adjetivo o sustantivo que las califique) que están escondidos en los archivadores de los que ya nadie habla, ni mira, ni tiene, siquiera, tabulados.

Esas cosas que le pasan a una cuando se viste como adulto y anda en metro.