junio 13, 2009

Sobre el fin de la toma

Después de 43 días con la Escuela tomada, suena fuerte decir que mi última clase fue en abril cuando ya estamos en junio, ahora por un (ex) decano poco derecho, todavía no se sabe a ciencia cierta si el lunes se retoman o no las clases; pero al final del día, se puede decir que el problema urgente ya está casi solucionado y que los problemas de largo plazo, están marchando con las voluntades para hacerlos marchar.

Y por acá, digamos que el tiempo de la toma sirvió para calibrar el mes que siempre me falta de vuelta de las vacaciones de verano. Ve que siempre me faltan las ganas de pasar tanto tiempo en la casa que quiera entrar a clases, de repente llega marzo y no alcanzo a adaptarme a las clases cuando ya estoy superada; pues bien, ahora como vislumbro claramente el ciclo de clases non-stop, la memoria, las pruebas, tributario, los trabajos, el congreso, la ayudantía, el estrés, entonces, ahora sí, creo que lograré tomarme el semestre en serio.

Y bueno, tras haber ordenado mi pieza, sacado el polvo, haber hecho mi cama, olvidádome de chahuan -en sentido romántico amoroso, después del dolor viceral (ese de detrás de la guata; igual me da lata que ningún enamoramiento me dure más de un año)-, arreglado las fichas del taller, leído los textos de profesión jurídica (sin haber hecho el trabajo, claro), haber compartido con mis amigos cercanos y lejanos, haber aprendido a manejar, haber ido harto al cine, haber leído varios libros, haber descubierto Tumblr y movielens, entonces, creo, me encuentro preparada para (re)partir de nuevo, después de un bien largo paréntesis.

Siempre y cuando el (ex) decano se acuerde de que renunció frente a todo Chile. Ah, y de que fue encontrado culpable de plagio, igual, a estas alturas, me da pena el pobre hombre.