agosto 16, 2007

Acumulaciones

Ya, lo que pasa es que me espanté, el otro día se me ocurrió apretar el botón derecho de mi mouse sobre el ícono de mi disco C: y resulta que de mis 80 Gb iniciales me quedan, exactamente 10.4 Gb y fue espantoso porque, hace menos de un mes me quedaban como 18 y, definitivamente sigo acumulando enfermedades mentales.

Ya no solo me basta con se psicópata y erotómana, sino que, se agrega el nunca bien ponderado Síndrome de Diógenes, así que, en mi cabeza, sufro de Diógenes retroalimentativo que me lleva a acumular cantidades ingentes de basura no tan basura, dejémoslo en cosas inservibles, en el ajado cerebro de mi tarro.

Los problemas son los siguientes; primero, que, hace nada, tener 80 Gb de disco duro era topísimo (mientras escribía caché que igual tengo el tarro hace rato) y tras tener 4 Gb, a 80, quien diría que lo iba a llenar tan rápido (porque ahora sé un poco más así que no me he condoreado con dicho aparato vital); segundo, que odio a Last.fm porque sucumbo a sus recomendaciones, a la música linda que escuchan mis vecinos y amigos y que si no fuera por dicha paginita nunca sabría que existen (ambos, mis vecinos y su música); tercero, que no solo me basta con bajar sus recomendaciones, sino que bajo cualquier cosa que suene bien, el otro día, en penal, Jaime colocó un tema de Leonard Cohen y descubrí a Leonard Cohen y ahora escucho a Leonard Cohen (pero más gil, baje un disco que no trae la famosa canción de Lucy... era Lucy?); cuarto, que con esta cuestión del torrent que baja todo tan rápidamente, para que bajar SOLO una canción y me pongo a acumular discos y más discos y mi tarro empieza a desbordarse de música; quinto, que, para finalizar, me dijeron que los reproductores de dvd son capaces de pegar los subtítulos así como lo hace ese programa que no-me-acuerdo-como-se-llama, pero que lo recomienda Subdix, y ahora, no solo me lleno con música sino que con películas que a Chile no llegan y con los capítulos de House que se me olvida ver y todo perfectamente subtitulado y sincronizado y odio la modernidá que aumenta mis necesidades como si fuera poco con las que ya tengo (ídem con mis enfermedades mentales).


agosto 01, 2007

Partieron!!!

Debo reconocer que llevo dos días de clases de vuelta de vacaciones de invierno y ha sido un comienzo de clases, por decirlo menos, interesante (sin contar que ya estoy cansada).

Primero, las vacaciones se me acabaron dos días antes, cuando me entregaron el material de lectura para preparar mi primera ayudantía de la vida, respondiendo a mis ganas de hacer clases, que, con el tiempo, se iban acrecentando (con el susto que eso siempre implicó cuando solo lo proyectaba), y convivo la contradicción entre la gratitud y el “en que rayos me estoy metiendo”.

Luego entrar a clases, el martes, con un ramo que, él solito, contemplaba 7 controles de lectura (de unas 100 hojas cada uno) y 6 seminarios de resolución de casos (lo que siempre demanda, al menos, una tarde o una noche completa en subsidio), seguido de una prueba oral que implican un trabajo de estudio mayor. Después enterarse que en otro ramo también se incluía una prueba oral y, por consiguiente, contar con al menos tres días de estudio intenso.

Hoy, enterarse que en otro ramo también son 6 controles, con una cantidad de lecturas similares al anterior, para terminar con otro ramo, que, para rematar, considera “un par” de controles y “una par” de seminarios y otra prueba oral.

Nunca había estado en un semestre en que la mayoría de los profesores se presentaran y dijeran, “esta es la carga académica de mi curso, si pueden cambiarse, háganlo” y, lo malo de esa frase, es que esos cursos terminan siendo los mejores, los más agotadores, pero los mejores (digamos que solo habían aparecido dos o tres profesores con la dichosa frasecita del “váyanse” en toda la carrera y nunca todos juntos, por eso andamos medio asustados).

Creo que me estoy metiendo en la pata de los caballos, creo que recién ahora voy a entender el verdadero sentido del “quien mucho abarca, poco aprieta”; una ayudantía (irrechazable), ocho ramos, con frases como aquella, o como “los vamos a llevar al máximo de sus capacidades” o “les voy a exigir como se debiera exigir en la mejor Escuela de Derecho del país”, etcétera, etcétera, etcétera, creo que se vislumbra un semestre... complejo.

Lo bueno, es que los profesores me han motivado a pesar de las frases ahuyentadoras (nunca había pensado, ojalá fuera viernes para que me tocara procesal... y con todo lo que he llorado por procesal), veamos si la motivación alcanza hasta diciembre.

Dicen que soldado que se retira, sirve para otra guerra, pero la sensatez no es de mis mejores cualidades.