marzo 19, 2008

Cambios

Está claro que los primeros días de clases son de ajuste, sin obviar que llegar a cuarto ya se vivió sin emoción, era como no haber salido nunca y, sin embargo, con los recuerdos del sur todavía presentes. En los primeros días es volver a ver a los amigos, conocer el edificio nuevo, levantarse temprano, reencontrarse con el Transantiago, pero también es sentir ausencias, porque, será este periodo, universidad, el que pasa más rápido y la gente, amigos, ya son estudiante - abogado y desaparecen (u otros, se cambian de carrera); además están los mechones que ya cuesta diferenciarlos porque a uno le alcanza la memoria para una generación para atrás y el resto, es pura gente nueva.

Y en este periodo de ajuste, comenzando a completar el calendario del primer semestre, se me apareció el fantasma del semestre anterior y el trauma del semestre anterior y las rabias del semestre anterior y las nostalgias al semestre anterior y decidí verme y reconocerme y asumir que sólo soy responsable y no un genio y, como nunca, ajusté más de los debido todo; ahora resulta que me fui del curso que más amor odio le tenía y se siente extraño, demasiado extraño, de repente, falta de confianza a lo nuevo (además de la gente "pasá a caca" que me intimida), pero dicen (y me dicen) que los cambios generalmente son buenos y que conviene, de vez en cuando cambiar de aire... hoy me confirmaron el cambio y hubiese preferido que me dijera "sin vacantes".

Por otra parte tomé otra serie de ramos que me interesan en serio, voté otros que me transformaban un calendario incompatible y hoy, sentada sola en Regulación de Servicios Públicos, re pensé las cosas y armé este semestre como ya no puedo hacerlo. Estoy lejos de mis compañeros - amigos de siempre (en todo caso no es fácil asumir que te digan "todos los amigos de mis hijos son simpáticos, menos la vivi... y no es broma", frase - puñal para un ególatra) y el ajuste se me vuelve en un reajuste (porque ahora me veo por fuera... ellos tienen el calendario que yo debiese haber tenido, pero que no quise tener, porque la experiencia de hace un par de meses me enseñó que despacito por las piedras las cosas resultan igual, pero se siente raro, muy raro).
En fin, mañana a Morricone y todavía no decido con quien ir.

marzo 16, 2008

Ennio Morricone, la odisea

El jueves o viernes me enteré por teletrece que harían un segundo concierto de Morricone y que se cambiaba el sistema de entrega de entradas para transparentarlo... domingo 16, desde las 10 am en la Estación Mapocho...., a las 7 hay que estar allá, me dije.
Anoche (sábado) llegué a la casa a eso de las 3, pensé en que para qué dormir, así me daba la mañana y partía sin el riesgo de quedarme dormida, pero la veta de cordura me traspasaba y me metí a la cama (además, el viernes también había transnochado) rogando no pasar de largo hoy (domingo); entre tele y despertador, sonaron a eso de las 6, desperté y me sentí muy rídicula, así que dormí cerca de 15 minutos más; me levanté y salí, de noche, tomé desayuno por el camino y fue genial que la i 14 pasara tan rápido, sabía que el metro estaba cerrado, así que mi itinerario era llegar a la Alameda y de ahi una micro al centro y de ahi una hasta Mapocho, pasó la primera y no paró, al siguiente semáforo pasó otra, paró y decía Estación Mapocho como último destino, vamos! que las cosas se estaban dando. Todavía oscuro, llegué a la Estación y la gran sorpresa, una fila interminable (y yo que pensaba, quizá habrá de estar gente, pero de más quedo bien, al menos, al frente de la Estación); avanzaba y avanzaba y avanzaba y la fila no terminaba nunca... y como envidiaba a la gente de adelante, con sus sillitas, su vaso de café y leyendo El Mercurio y yo pensando en devolverme porque había tanta tanta gente; llegué al final, 7.30 y seguía llegando más y más gente... y la incertidumbre de no saber cuantos pelagatos habían delante de uno.
Escuchando música (no de Ennio, claro, porque insisto en la snobicidad de comentar libros estrafalarios en las ferias del libro y de escuchar a Ennio para que supieran que yo sí conocía a Ennio más allá del "Oboe de gabriel"), la persona de delante mío me empezó a conversar y luego se unió otro y se armó el grato ambiente que hizo muy llevadera la espera. Además, no faltó el tipo que se dió la lata de contar uno a uno la cantidad de gente que había y, hasta donde yo estaba, íbamos 1500 y, por tanto, estabamos adentro (vamos CTM!).
A eso de las 9 avisaron que se habían abierto las puertas y estaban entregando entradas, la fila se empezó a mover, llegó otro conteo de que hasta donde yo estaba, íbamos 1800... en una hora se habían colado 300 personas, así que, había que poner ojo. En una vuelta, entre el parque de atrás de la Estación y Balmaceda 1215 (?) se trataron de meter 4 viejas y logramos sacarlas.... ya estabamos avanzando, con la guata apretada.... es que era tanto tiempo esperando; ya en la explanda, frente a la Estación, comenzaba la ansiedad, el público inclemente con los colados y las pifias que se sentían hacía atrás que daban cuenta de que la labor no era simple en ninguna etapa de la espera, una amiga que me llama y me dice voy para allá (cuando la fila llegaba más allá de la norte sur)... un par de viejas que trataban de meterse y que caminaban al lado de una, pero nosotros (yo como parte de la gente) íbamos como niñitos de jardín, más adelante, otra señora que me pidió que la colara... le respondí con un seco no, ya estábamos en el costado de la puerta principal y el nudo en la guata se empezaba a desatar, otro colado más que sintió la fuerza de la represión social y tuvo que salirse... ya estabamos adentro, mis entradas y se me puso la piel de gallina... era inmesamente feliz. No costaron un peso, pero pucha que valen mis entradas, cerca de tres horas de esperas, eras las 10.15 y ya estaba fuera.
Me encontré con mil personas (bueno, 10.000, claro), conversamos con un paco, le dabamos ánimo a las personas que esperaban, todo en buena onda (obvio, ya tenía mis entradas); alegábamos de cuanta gente estaría ahí sólo porque era gratis, pero lo importante era que los fanáticos estaban dentro de los mil primeros. Un mes de espera, tres horas de nervios y ya está, el jueves a Morricone!.

marzo 09, 2008

Cruzando los dedos

Hace rato que estaba esperando estas horas, resulta que estaba almorzando, ya en el lejano sur, cuando en las noticias de chilevisión (no es que yo vea las noticias por chilevisión) dijeron que Ennio Morricone se paseaba por chilito... corrí a anotar la página para optar por un par de entradas y cuando llegué a mi casa capitalina, corrí a visitar la página que indicaba que las entradas no se sortearían el 3, sino que el 10 y era la fecha ideal, porque como entro a clases el diez, o sea, mañana, no se me olvidaba.
Así que ahora estoy cruzando los dedos, prefiriría que fuera pagado, así podría ver a Morricone si o si, llevar a mi amá y a mi hermana, que claro, no hay como ver un concierto en primera fila, como me regalaron hace un par de años mis amigos de la U para la bienvenida de la Chile en el teatro del mismo nombre, pero algo es algo y si es Morricone, ya es harto; además, cuántos hay que van a pedir entrada sólo porque son gratuitas Espero que resulte, o, por ahí leí que se harían tres ensayos para poder verlo (sepa usted que en la catedral de chago y en la iglesia de San Francisco).
En la espera a que se habilite la página, preparo el inicio del año, con poco ánimo y ya cero emoción, se apareció marzo y se acabó el verano, ojalá este semestre sea menos traumatico.

marzo 04, 2008

En la capital

Hace rato que llegué por Chago, en la madrugada del jueves, Santiago nos recibió silencioso y con luces amarillas citadinas que me dieron comezón porque bien poco se pueden ver las estrellas comparado con la magnitud de estar en el campo con fogata y sin luz.
Pero la realidad es esta, calor rotundo, sin un árbol ni suelo fresco donde capearlo; con ríos y lagos como a 700 km de distancia; y con agotandose la majestuosa condición del tener tiempo.
Fueron vacaciones pajeras, hace rato, años, no me dedicaba un febrero completo a tirarme guata al sol y hacer solo eso, pero solamente eso; como nunca tenía mil y una invitaciones para ir de acá a allá, pero solamente pensar en tener que salir a tomar un bus me daba paja, de hecho estaba como a 40 minutos de Licán Ray y mi papá me despertó para irme y me dio lata levantarme (el mini bus salía a las 12), igual hace tiempo no dormía en cama (y digamos que se extraña). En Lebu, salí una sola noche (y no todas como siempre) a pasear a la plaza (la gran y cotidiana actividad de los pueblos chicos) y a ver a Buddy Richard... además, cuando iba a ir a ver a Inti se me ocurrió enfermarme porque me insolé haciendo body board (y para que pase eso, lo de insolarse y perderse dos horas de Inti y gratis, hay que ser muy re gil).
Al fin terminé el libro de Kundera, pero me lo deboré, luego de que lo dejase a medias de la media y luego a medias medias en las dos temporadas anteriores que lo saqué a pasear. Además, ya tengo licencia de conducir y estoy re feliz (porque además salí bien en la foto); no he hablado con absolutamente nadie porque hasta levantar el telefono me da lata y el msn me aburrió, así, increiblemete me hostigué.
Y ayer mi mamá me pidió que la acompañara a pagar las cuentas al centro (que es tan distinto de los centros provinciales a excepciones de las pequeñas grandes urbes) y fue caer en Santiago de Chile cierta y definitivamente, tanta gente, poco vendedor ambulante eso si, los tipos con pinta de abogado, la cara conocida de la Escuela, el tipo que regala abrazos, la plaza de armas llena y las hawayanas que me rompian mis piecesitos (porque me acostumbré a andar a pata).
Así, viviendo la última semana de pajaciones (no se como voy a aguantar tener sólo quince días), con mi hibernación estival y con el nulo contacto con la gente, haciendo un lindo parangón con el hermano mayor de pequeña miss sunshine.