marzo 30, 2005

Recuerdos de un pollo II

El título de este post se debe a que el primero (“recuerdos de un pollo I”), escrito por ahí por junio del año pasado, hablaba a cerca de los recuerdos de las primeras semanas de clases en ese sub mundo llamado Universidad; ahora, cuando está por cumplirse un mes de alejarme totalmente de lo que siempre imaginé que sería mi futuro, ando con las ganas de exteriorizar las cosas más chocantes de lo que es entrar al antro de Derecho de la Chile. Obviamente los sentimientos no son los mismos con un año de alejamiento de colegio, o sea, un año en algo un poco más parecido a la realidad; por otra parte, ya no viajo mil horas diarias para llegar a Independencia, entonces tengo menos tiempo de caminata y por lo tanto menos tiempo de ensimismamiento, además, ya no voy al mismo lugar que los niños futuros médicos, entonces no quedo mirando como gato a la pescadería, cosa que se agradece infinitamente y hace que me sienta peligrosamente cómoda con en la escuela.
Pero qué cosas hacen que uno se sorprenda de la U a pesar de lo carreteada que se pueda llegar.

Primero, la frialdad del lugar (no solo físico, a excepción de algunas salas), sino que eso de tener que rascarse uno con sus propias uñas (si bien ya había visto y sentido el cambio dolorosamente en obstetricia, tener 350 compañeros no es una cosa menor).

Segundo, Soto y Palma, dos profesores que hacen que alguien que no tiene ningunas ganas de acercarse siquiera al concepto de Derecho se levante temprano y con ánimo para llegar a sus clases, el primer tipo con un ingenio envidiable y el segundo con ideas tan raras, pero ciertas, que son como un toc toc a la ventana de la conciencia.

Tercero, lo innumerable de gente que quiere ser abogado (qué pasará por sus mentes, eso me tiene realmente asombrada).

Cuarto, el nivel de tollo, es sorprendente y no falta el uno que otro culto extremo que hasta sabe como se les llama a los de San Sebastián (ya veía visos de eso en conocidos humanistas, que cachan harto de harto, pero aquí hay gente que la embarra).

Quinto, la cantidad de tiempo que se va en esperar que la atiendan a uno en la fotocopia.

Sexto, la cantidad infernal de cosas que hay que leer (me preocupa, me voy a quedar sin ojos) y que las pruebas sean ex cátedra (como se le ocurre tomarme una prueba a las 6 de la tarde saliendo a las 12!)

Séptimo, los compañeros ciegos.

Octavo, lo politizado del cuento.

Noveno, lo chico del patio, lo chico del casino, el número de escalones que hay para bajar al patio.

Décimo, ahhhhh, no hay décimo!!!!, no alcanzó para el decálogo, ah, una última cosa, el que en la foto de mi tarjeta de la U haya salido con barba y pelo enrulado.
Pero, obviamente, lo más sorprende de todo, es que sin gustarme ni una pizca esta cosa, vaya contenta a clases (las incoherencias de la existencia de Tempore).

marzo 21, 2005

Con su permiso...

Me permite un consejo?:

Cuando pueda bloggear y no quiera, hágalo, porque cuando quiera hacerlo no va a poder.
Todavía ni termina marzo y ya tengo problemas de sueño por la prueba de ahora más tarde y eso que son solo tres fucking libros; por qué siempre tratarán de convencerla a uno de que fue un error entrar a la carrera que entró? (el problema es que siempre logran convencerme).

marzo 13, 2005

hora invernal

Extraño esto de que le cambien la hora a uno, no solo porque todavía ni me acostumbraba al horario de verano y ya me tiran esta linda conformación horaria, en que a pesar de que el día (con luz, cuál es límite entre día y noche?) sea más corto, se tiene ánimo hasta más tarde por la invención de poder dormir una hora más, o sea, hay cuerda para más rato.
Pero el punto es qué pasó con las primeras 12 de anoche, cuando de repente vuelven a ser las 12 (pobrecita ella), viene esta cosa extraña, especie de Leviatán, que, tratando de solucionar aquello de robarnos una hora por allá en octubre, decide, arbitrariamente, regalarnos una hora de más y hacer que cuando son las 12.45 ya tenga hambre, pero resulta que es muy temprano y no me quieren dar almuerzo.
En "I.Q. fórmula para amar", uno de los científicos locos, amigos de Einstein, tiene la genial ocurrencia de defender la teoría de que el tiempo no existe, porque es imposible decir la hora exacta (y ni que uno se pasara de pillo y dijera la hora con el segundo siguiente, y ni considerando los 0.3 segundos que se demora un cerebro en captar lo que dice otro, ya hay una fracción de segundo se pierde irremediablemente) entonces, el único tiempo que existe es el futuro, pero cuando pensamos en el futuro, ya es presente y uf, se esfumó de nuevo; es ahí cuando recién le empiezo a creer al tipo de la película, en que el tiempo no existe, al menos no antropomórficamente. De hecho, hay lenguas indígenas (y ellos cachan más que nosotros del tema, porque tenían más "tiempo" y para ellos es importante pensar) en que no existen los tiempos verbales, hablan solo en presente, aunque eso, lo explican, que es porque la vida era tan corta, que no valía la pena hablar en futuro, para ellos era improbable; pero así y todo, debe de existir una explicación más fundamental que esa.
La cosa es que el señor tiempo ha de ser una joda más de quién lance los dados.

marzo 08, 2005

Mala Memoria

Debo pedir mil disculpas a mis asiduos lectores por dejar abandonado al señor blog por algo así de dos semanas, pero resulta que es bien complicado esto de adecuarse al cambio horario (eso de pasar de acostarse a las 3 de la mañana a hacerlo a las 12 o de levantarse a las 2 a levantarse a las 7.10, lo cual ya es un cambio drástico de los últimos 7 años, duermo una hora más porque la cosita de escuela queda tan bien ubicada); como hoy no fui a clases, porque se supone que iba a ser el mechoneo, tuve tiempo para ir a la Universidad Central a comprar tres libros para, y de, Historia del Derecho, además de poder actualizar el blog.
Y resulta que hay tantas cosas nuevas, escuela nueva, profesores nuevos, 300 y tantos compañeros nuevos (lo único que tengo seguro ahora, es que en 5 años más no tengo pega segura). No sé si será bueno que en una semana de clases (oh, que ha pasado poco tiempo), extrañe tanto oir algo a cerca de mitosis, o de reacciones químicas o de nombres raros de bichos raros; debo reconocer que he disfrutado bastante de las lecturas, aunque me pregunto como se estudian los conceptos filosófico-sociológico-jurídico, estaba acostumbrada a los procesos y a la memorización.
Otra cosa que tengo claro es que la envidia no se me va a pasar nunca, si antes era hacia todos los niño – genio que pudieron entrar a med ahora es hacia la satisfacción que siente la mayoría por estar en Derecho y en la Chile; en estos días he pensado seriamente, como no lo hice en los meses ya pasados, en el tema de estudiar lo que quiero en una privada (dejando de lado mis prejucios y concepciones), pero me falta la valentía para hacer desembolsar 4 millones anuales a mi familia por cumplir el famoso capricho.
Pero el tema de este post era otro, resulta que el viernes, en la clase de historia, me entregaron una encuesta, en la que tuve la suerte de que tocaran el timbre (porque en la escuela las cosas funcionan como escuela) y no demostrar mi mala memoria ante la pregunta: Señale 3 hechos de connotación social ocurridos en Chile en el año 2004. He pensado y pensado la respuesta y solo se me viene a la mente el no casamiento de Zamorano, el sí casamiento de la Marlen, las deudas de la Nin, las estafas del contador de las estrellas, las bombas de ruido en el liceo 1 y la baja en la ponderación del NEM que luego no fue. Alguien sería tan amable de refrescarme la memoria?. El ya no poder contestar esta pregunta, ni qué es derecho? O qué significa “tengo derecho a ejercer mis derechos concedido por el derecho”? me hace preguntarme cada mañana y con mayor insistencia otra pregunta que aún no tiene respuesta y ud., por qué entró a estudiar derecho?, ahhhh, con la chichita que me curé!.-