En la capital
Hace rato que llegué por Chago, en la madrugada del jueves, Santiago nos recibió silencioso y con luces amarillas citadinas que me dieron comezón porque bien poco se pueden ver las estrellas comparado con la magnitud de estar en el campo con fogata y sin luz.
Pero la realidad es esta, calor rotundo, sin un árbol ni suelo fresco donde capearlo; con ríos y lagos como a 700 km de distancia; y con agotandose la majestuosa condición del tener tiempo.
Fueron vacaciones pajeras, hace rato, años, no me dedicaba un febrero completo a tirarme guata al sol y hacer solo eso, pero solamente eso; como nunca tenía mil y una invitaciones para ir de acá a allá, pero solamente pensar en tener que salir a tomar un bus me daba paja, de hecho estaba como a 40 minutos de Licán Ray y mi papá me despertó para irme y me dio lata levantarme (el mini bus salía a las 12), igual hace tiempo no dormía en cama (y digamos que se extraña). En Lebu, salí una sola noche (y no todas como siempre) a pasear a la plaza (la gran y cotidiana actividad de los pueblos chicos) y a ver a Buddy Richard... además, cuando iba a ir a ver a Inti se me ocurrió enfermarme porque me insolé haciendo body board (y para que pase eso, lo de insolarse y perderse dos horas de Inti y gratis, hay que ser muy re gil).
Al fin terminé el libro de Kundera, pero me lo deboré, luego de que lo dejase a medias de la media y luego a medias medias en las dos temporadas anteriores que lo saqué a pasear. Además, ya tengo licencia de conducir y estoy re feliz (porque además salí bien en la foto); no he hablado con absolutamente nadie porque hasta levantar el telefono me da lata y el msn me aburrió, así, increiblemete me hostigué.
Y ayer mi mamá me pidió que la acompañara a pagar las cuentas al centro (que es tan distinto de los centros provinciales a excepciones de las pequeñas grandes urbes) y fue caer en Santiago de Chile cierta y definitivamente, tanta gente, poco vendedor ambulante eso si, los tipos con pinta de abogado, la cara conocida de la Escuela, el tipo que regala abrazos, la plaza de armas llena y las hawayanas que me rompian mis piecesitos (porque me acostumbré a andar a pata).
Así, viviendo la última semana de pajaciones (no se como voy a aguantar tener sólo quince días), con mi hibernación estival y con el nulo contacto con la gente, haciendo un lindo parangón con el hermano mayor de pequeña miss sunshine.
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