marzo 24, 2006

Andar en micro

Hoy tuve una de esas experiencias que ya había olvidado; me hizo recordar a los tiempos en que viajaba desde Independencia a Cerrillos, una hora sentada (porque como soy déspota, no 'cedia' amablemente mi asiento) y me dedicaba a escuchar las conversaciones de los oficinistas que se iban subiendo, generamente en San Martín (después se subían los flaites en Estación Central y una cuadra más abajo, los leones de la USACH), pero me entretenía escuchar las conversaciones de los oficinistas, que pelaban al jefe o al cursillo estúpido que les mandaron a hacer, que el cansancio de la tarde, que llegar a ver a los hijos, que el cliente que no entendía, etc etc etc.

Me vine tardecito de la Escuela, desde las 12.20 sin hacer absolutamente nada, más que conversar y dormir un rato (largo) y a las 7 de la tarde, las micros siguen en horario punta y llenas, pero que más da, el celu de la Nata me dijo que me fuera en micro y me fui en micro; apretujada (añorando el metro), me corrí para atrás (obedeciendo al señor chofer) y sin querer queriendo (digo, y uno, para que tiene oidos?), le puse antención a la conversación de una pareja (que no era pareja) que venían a mi lado (ahora tomo la micro más centricamente, así que con suerte me voy sentada) y fue gracioso escuchar esas experiencias que uno oye en el Rumpy o en esas historia de Chilevisión ('Infieles' parece que se llama) y el caballero decía 'yo se que fue un error de mi parte' (luego la señora decía algo que no alcazaba a oir) y el caballero le dijo ' si, nos conocimos en el trabajo, ella vendía seguros, yo iba a su casa a arreglarle el computador y ahi conocí a sus hijos y al esposo' (ahi fue cuando le tome atención) 'después hacíamos las presentaciones juntos y hubiera sido raro que no pasara nada, hasta mis compañeros y mi jefe me felicitaban y pasó lo que tenía que pasar y lo que podía pasar' y wow, escuchando historias de infidelidad en la micro (porque, disimuladamente, le miré la mano y tenía argolla) y ahi se me desvirtuó todo, cuando empezó a decir que él asumía que el error había sido suyo; así pasamos la Alamenda, Las Rejas, 5 de Abril y, al inicio de Lo Errázuriz, se bajó la señora y el caballero ya no tenía con quien conversar (y menos mal, porque a la cuadra siguiente me bajé yo e iba a quedar con toda la duda de como terminaba la historia).

Definitivamente, andar en micro, a la hora del taco, es toda una experiencia.