Bienvenido sea Marzo.
11.30 de la noche del último día de febrero y, para variar, me calzan con el 1ero. de marzo con clases...
Fue fuerte entrar ayer a Santiago, ya pasado el túnel de Angostura quedaba más que claro que las vacaciones se acababan y que lejos, a unos 600 kms. quedaba la cordillera sureña y el frío y tanto tanto; tan corto que se hizo el tiempo de descanso, ya hoy me atacaban contándome cosas de U que no me interesa saber (aún), y estar en Lebu todavía, y que llegué un mail ‘invitándome’ a matricularme, esta cosa me persigue y yo todavía sin asumir el título final de la carrera.
El peaje de Angostura y quedaba atrás Conce (con la comida y la gente y los tíos y el río y Santa Juana), Lebu (y el niño bello y la playa no usada y el campo y las manzanas y las moras y la piel en las espinas de los espinos y Rayuela y fin de Rayuela con la relación Oliveira - Traveler tan parecida a una que conocí bien de cerca), Curacautín y Tolhuaca (y esas noches frías, y la cruz del sur y las araucarias y la laguna verde y la tierra, tanta tierra), Panguipulli (y la señora y la gente de Panguipulli y el lago y la ballena y la gente de Neltume y el lago tan bello y el mocho choshuenco y el salto del huilo y el canopy más largo de Sudamérica) y Pucón (y descansar tanto en Pucón y 14 de febrero y celular y voz bella que agradezco y Curarrehue y las comidas mapuches de Currarehue) y Manzanar (con Lonquimay, y el túnel y los piñones y los alemanes y la hostería Suizandina y los dulces y tanto comer) y Arauco y Llico y Punta Lavapiés y Tubul (y los mariscos y las empanadas y las gaviotas y la gente, tan linda que es la gente del sur) y de vuelta a Lebu, con velorio y funeral... siempre he dicho que los funerales más lindos son los que no son en Santiago, los de los bomberos, los comunistas y este, los de nosotros los canutos, encontrarse con la familia entera (y bien grande) reunida y que los genes sean tan extraños y que resulta que tengo un primo que es hijo de un primo de mi mamá con el que somos casi iguales y wow, tan mal no estoy.
Y 11.50 de la noche y mañana levantarse temprano y volver a ese antro que no quiero volver y caras que no quiero ver y teleseries que no quiero recordar, lejos del reality habrá que vivir y todavía es 28 y ya me duele la espalda.
Que hacer... llegó marzo.
Fue fuerte entrar ayer a Santiago, ya pasado el túnel de Angostura quedaba más que claro que las vacaciones se acababan y que lejos, a unos 600 kms. quedaba la cordillera sureña y el frío y tanto tanto; tan corto que se hizo el tiempo de descanso, ya hoy me atacaban contándome cosas de U que no me interesa saber (aún), y estar en Lebu todavía, y que llegué un mail ‘invitándome’ a matricularme, esta cosa me persigue y yo todavía sin asumir el título final de la carrera.
El peaje de Angostura y quedaba atrás Conce (con la comida y la gente y los tíos y el río y Santa Juana), Lebu (y el niño bello y la playa no usada y el campo y las manzanas y las moras y la piel en las espinas de los espinos y Rayuela y fin de Rayuela con la relación Oliveira - Traveler tan parecida a una que conocí bien de cerca), Curacautín y Tolhuaca (y esas noches frías, y la cruz del sur y las araucarias y la laguna verde y la tierra, tanta tierra), Panguipulli (y la señora y la gente de Panguipulli y el lago y la ballena y la gente de Neltume y el lago tan bello y el mocho choshuenco y el salto del huilo y el canopy más largo de Sudamérica) y Pucón (y descansar tanto en Pucón y 14 de febrero y celular y voz bella que agradezco y Curarrehue y las comidas mapuches de Currarehue) y Manzanar (con Lonquimay, y el túnel y los piñones y los alemanes y la hostería Suizandina y los dulces y tanto comer) y Arauco y Llico y Punta Lavapiés y Tubul (y los mariscos y las empanadas y las gaviotas y la gente, tan linda que es la gente del sur) y de vuelta a Lebu, con velorio y funeral... siempre he dicho que los funerales más lindos son los que no son en Santiago, los de los bomberos, los comunistas y este, los de nosotros los canutos, encontrarse con la familia entera (y bien grande) reunida y que los genes sean tan extraños y que resulta que tengo un primo que es hijo de un primo de mi mamá con el que somos casi iguales y wow, tan mal no estoy.
Y 11.50 de la noche y mañana levantarse temprano y volver a ese antro que no quiero volver y caras que no quiero ver y teleseries que no quiero recordar, lejos del reality habrá que vivir y todavía es 28 y ya me duele la espalda.
Que hacer... llegó marzo.
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