TSM30
Hace ya bastante tiempo que ando con el íntimo deseo de comprarme una cámara digital, pero han existido varios contras, primero el asunto este de que la economía no pasa por un buen momento, segundo, de que todavía no me fío mucho en eso de una memoria digital entonces sigo confiando más en el papel y el negativo, tercero, en proporción, me sale más barato revelar 36 fotos análogas (13x18, en huérfanos 1042, paso el dato, no me acuerdo exactamente de los precios, pero es bastante económico y siempre tiene promociones) que reproducir 36 fotos digitales, pero para que las voy a imprimir todas, y cuarto mi computador es de la prehistoria (no tiene estrada USB y lucho diariamente por rescatarle un poquito de memoria); por otra parte tengo una cámara Canon espectacular, entonces con ella me la juego por la calidad de la imagen, el problema radica en que no puedo sacar fotos a destajo y existen circunstancias, con sus respectivas imágenes, que no se pueden dejar pasar.
Entonces que hacer si no tengo plata para adquirir una buena cámara digital?, pensando, concluyo que mi celular (mi lindo Nokia, no recuerdo el modelo, pero el primero, el masivo, el negro pedazo de mole) ya está bastante viejito, quiero sonidos polifónicos, pantalla a color, con vibrador (para que no me reten porque no contesto) y si trae cámara, mejor aún. Así, comencé hace algunos meses a cotizar celulares que tuvieran estos 3 ó 4 requisitos, y en la búsqueda, me encontré con el Sony Ericcson T226, pequeñito, con cámara como accesorio, pantalla a color, con polifónicos, acceso a internet, perfecto, valor prepago: $60.000 (por ahí, un poco más, un poco menos, ya no recuerdo el precio exactamente).
valor contrato: $19.900. Ok, perfecto, junto 60 lucas y me lo compro y somos felices comiendo perdices.
Comienzan a pasar los meses y mi ahorro no me rendía mucho, por lo que la adquisición del celular la veía muy lejana y luego de largas conversaciones logro convencer a papi para que me contratara un lindo plan, $8.990 (40 min y 30 mensajes de texto, en Entel PCS, perfecto, son muchos minutos para lo que yo uso y es el único que trae mensajes de texto), me faltaban $2.000 para las 20 luquitas, cuando veo en la tele la promoción de Telefónica Móvil del Sony Ericcson T226 a $9.950 y un plan de $8.990 también; averiguo a cerca del plan, 40 min y 60 mensajes de texto, o sea que es más perfecto aún, pero mi gran dilema es que es Telefónica Móvil (transnacional, española, dueña de las telecomunicaciones en latinoamerica, que despide gente a destajo, que la siento monopolista por debajo del agua), no sé, por una cuestión de piel no me gusta esa empresa azul con verde chillón; además, Entel siempre me daba buenas garantías, me regalaba cosas, nunca tuve ningún problema con ella, conocí gente por medio del Blah!, me regalaba 20 mensajes todos los meses, pero por los 30 mensajes de texto vendí mi alma.
Voy el domingo a comprar el celular y el ejecutivo me ofrece otro, por 5000 pesos más, con cámara integrada, pantalla de mejor resolución, con salida USB, con capacidad para escuchar MP3, etc etc etc, por 5 lucas más acepto encantada, pero resulta que el celular era de una marca jamás vista en la vida, le pregunto al tipo y me dice que es de los mismos fabricantes de Nokia, pero es una edición especial que mandó a hacer Telefónica, no me convenció mucho, pero que va, tiene salida USB, me ahorro de mandar las fotos.
Así que ahora tengo celular nuevo, al principio nos mirábamos con recelo, el no me entregaba sus misterios y yo no le entregaba mi confianza; me despedí de mi Nokia negro mole, que paso a mis manos luego de que me robaran otro igualito en Estación Central (por un descuido, error de bolsillo), pasamos 3 años y medio juntos, con la canción de Pinky y Cerebro y finalmente con el clásico “ring ring”, mandamos mensajes que salvaron vidas, que dieron esperanzas al cuore, llamadas que construyeron esa historia ya pasada; casi me salieron lágrimas mientras le borraba la agenda para hacer el cambio de mando con mi hermana; cuantos golpes recibió, tantas sorpresas me entregó, me despertaba en la mañana, después de la siesta, a media noche con llamadas o mensajes brujos, era lo último que veía antes de apoyar mi cabeza en la almohada, para programar el despertador (como odiaba ese sonido, pi pi pi pi y en aumento, todavía me asusto cuando lo oigo, aun en vigilia) y resulta que esta cosa chica, liviana, con cámara, con polifónicos, con juegos de Atari, que vibra, con salida USB, con salida de audifono, con grabadora, con agenda, se le ocurre no tener despertador y por eso lo miro con recelo, por que toca la canción de la Guerra de las Galaxias cuando lo programo para una cita (eso uso de despertador), pero no me dice “Siestecita” y si le algo apreto para que se apague, se apaga, el muy malvado se apaga y no suena 6 minutos después.
Definitivamente, me costará adaptarme a este cambio (para variar), en mi Nokia no logré nunca superar los 594 puntos en la víbora, me hice maestra en el “lógico”, nunca entendí “dados”, nunca logre pasar una sola partida del “rotation”. Sin duda quedaron muchas cosas pendientes y este otro, todo galáctico como lo definió una amiga, trae de todo menos despertador y sin eso, no podemos ni ser amigos, ni cómplices, ni todo.
Entonces que hacer si no tengo plata para adquirir una buena cámara digital?, pensando, concluyo que mi celular (mi lindo Nokia, no recuerdo el modelo, pero el primero, el masivo, el negro pedazo de mole) ya está bastante viejito, quiero sonidos polifónicos, pantalla a color, con vibrador (para que no me reten porque no contesto) y si trae cámara, mejor aún. Así, comencé hace algunos meses a cotizar celulares que tuvieran estos 3 ó 4 requisitos, y en la búsqueda, me encontré con el Sony Ericcson T226, pequeñito, con cámara como accesorio, pantalla a color, con polifónicos, acceso a internet, perfecto, valor prepago: $60.000 (por ahí, un poco más, un poco menos, ya no recuerdo el precio exactamente).
valor contrato: $19.900. Ok, perfecto, junto 60 lucas y me lo compro y somos felices comiendo perdices.
Comienzan a pasar los meses y mi ahorro no me rendía mucho, por lo que la adquisición del celular la veía muy lejana y luego de largas conversaciones logro convencer a papi para que me contratara un lindo plan, $8.990 (40 min y 30 mensajes de texto, en Entel PCS, perfecto, son muchos minutos para lo que yo uso y es el único que trae mensajes de texto), me faltaban $2.000 para las 20 luquitas, cuando veo en la tele la promoción de Telefónica Móvil del Sony Ericcson T226 a $9.950 y un plan de $8.990 también; averiguo a cerca del plan, 40 min y 60 mensajes de texto, o sea que es más perfecto aún, pero mi gran dilema es que es Telefónica Móvil (transnacional, española, dueña de las telecomunicaciones en latinoamerica, que despide gente a destajo, que la siento monopolista por debajo del agua), no sé, por una cuestión de piel no me gusta esa empresa azul con verde chillón; además, Entel siempre me daba buenas garantías, me regalaba cosas, nunca tuve ningún problema con ella, conocí gente por medio del Blah!, me regalaba 20 mensajes todos los meses, pero por los 30 mensajes de texto vendí mi alma.
Voy el domingo a comprar el celular y el ejecutivo me ofrece otro, por 5000 pesos más, con cámara integrada, pantalla de mejor resolución, con salida USB, con capacidad para escuchar MP3, etc etc etc, por 5 lucas más acepto encantada, pero resulta que el celular era de una marca jamás vista en la vida, le pregunto al tipo y me dice que es de los mismos fabricantes de Nokia, pero es una edición especial que mandó a hacer Telefónica, no me convenció mucho, pero que va, tiene salida USB, me ahorro de mandar las fotos.
Así que ahora tengo celular nuevo, al principio nos mirábamos con recelo, el no me entregaba sus misterios y yo no le entregaba mi confianza; me despedí de mi Nokia negro mole, que paso a mis manos luego de que me robaran otro igualito en Estación Central (por un descuido, error de bolsillo), pasamos 3 años y medio juntos, con la canción de Pinky y Cerebro y finalmente con el clásico “ring ring”, mandamos mensajes que salvaron vidas, que dieron esperanzas al cuore, llamadas que construyeron esa historia ya pasada; casi me salieron lágrimas mientras le borraba la agenda para hacer el cambio de mando con mi hermana; cuantos golpes recibió, tantas sorpresas me entregó, me despertaba en la mañana, después de la siesta, a media noche con llamadas o mensajes brujos, era lo último que veía antes de apoyar mi cabeza en la almohada, para programar el despertador (como odiaba ese sonido, pi pi pi pi y en aumento, todavía me asusto cuando lo oigo, aun en vigilia) y resulta que esta cosa chica, liviana, con cámara, con polifónicos, con juegos de Atari, que vibra, con salida USB, con salida de audifono, con grabadora, con agenda, se le ocurre no tener despertador y por eso lo miro con recelo, por que toca la canción de la Guerra de las Galaxias cuando lo programo para una cita (eso uso de despertador), pero no me dice “Siestecita” y si le algo apreto para que se apague, se apaga, el muy malvado se apaga y no suena 6 minutos después.
Definitivamente, me costará adaptarme a este cambio (para variar), en mi Nokia no logré nunca superar los 594 puntos en la víbora, me hice maestra en el “lógico”, nunca entendí “dados”, nunca logre pasar una sola partida del “rotation”. Sin duda quedaron muchas cosas pendientes y este otro, todo galáctico como lo definió una amiga, trae de todo menos despertador y sin eso, no podemos ni ser amigos, ni cómplices, ni todo.
3 Comments:
Hasta me dieron ganas de comprar un TSM30.. por ahí vi un proyecto que incluso se le puede instalar LINUX!
Saludos Señorita, ya le echaba de menos ;)
jajajaj que buena naracion :)
y ahora que tienes un TSM30 te invito a
http://tsm.distro.cl
Saludos!
Carlos T.
Ja ja ja. Todavía me rió.
Excelente comentario y súper entretenido. Me paso algo similar.
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