octubre 24, 2004

Fête de la Francophonie

Suceso: Fête de la Francophonie
Contexto temporal: jueves 21 de octubre de 2004, 12 del día
Contexto geográfico: Teatro y Pinacoteca del liceo N°1
Contexto histórico: en mis 6 años de javierina nunca asistí a una (no tengo idea a lo que voy, sé que va
a haber comida).
Circunstancias: El miércoles recibo de chiripazo la invitación.
El jueves dejo a un lado mis labores preuniversitarias y me dispongo hacia mi ex colegio.
Me siento bien atrasito, con mi profesor de historia de 4°medio.
Al rato ocupa su lugar mi profesor de castellano de 3° medio.
Veo a Eva organizando al mundo (coordinándolo), veo a Luthien (que todavía no sabía
que era Luthien) disfrazada de mimo.
Hechos: Se canta el himno nacional du Chili
Se toca La Marsellesa en flauta traversa.
Habla la Señora Directora, me entero de que se han sacado francés de la malla curricular.
Reacción: Qué!!!!!
Hechos: Se entregan certificados DELF
Alguien canta
Se entregan más certificados DELF
Más gente canta.
Aparecen imágenes proyectadas, se otorga reconocimientos a las 3 profesoras de francés por su labor realizada.
Reacción: Que bonito esto, una sentada desde muy atrás (como debe estar ubicada una ventana, para tener mejor perspectiva), observando como este mundo, que uno conoce tan de lejos, tiene su propia fiesta, como se premia y reconoce a las impulsoras (no me refiero a que saquen francés), lamentablemente, en el liceo, los reconocimientos son solo cualitativos; observo gratamente como se disfruta de una lengua que solo privilegiados saben hablar.
Hechos: Danza árabe
Nataluchi canta.
Se muere mi celular mientras fotografío a Nataluchi.
Más danza árabe.
Otra canción.
Guinda de la torta: el Can – Can.
Se dan las gracias por la asistencia y se invita a degustar comida francesa.
La pinacoteca, lugar de las degustaciones, esta hostigantemente llena y como me siento tan ajena al cuento, me voy al baño y luego al pasto a tratar de arreglar mi celular.

Hechos post Fête: Conversación con más gente
Invitación a tomar el té. Entro por vez primera al laboratorio de idiomas. Disfruto bastante de la tarde.
Llego a mi casa a las 8.15 pm (no le puedo mentir a mami, así que se enteró de que pasé todo el día en el liceo, para variar)

Opinión: por fin pude ver desde muy cerca como es esto de las pseudo sociedades que se arman dentro de los colegios y por lo que me gustaba tanto la vida del liceo 1; vislumbraba lo que era aquello desde lo que fue la academia de ciencias sociales, pero solo participaba mi curso (en 8° y 1° medio) con 2 o 3 tipos del Instituto Nacional, o lo que pudo ser la sociedad Literaria, que murió por falta de quórum y de guía, o a partir del básquetbol, que no se consiguió lo mismo por el entrenador (no nos llevábamos) y por los intereses personales (egolatría espantosa), además de la brecha entre 2 alumnas de 4°medio con las miles que existían desde 2° hacia abajo. Siempre admiré lo que causaba fútbol, la estudiantina, la misma gente de francés, scout, volley, los conjuntos instrumentales, la academia científica, los grupos de debate, y lamentablemente barras y jazz (a las que les daban más bola que a todos los otros talleres juntos), pero igual lograban esa especie de hermandad que pude admirar de cerca el día jueves, mientras compartía no solo un té, si no que también pan, olor a ajo, peritas, conversación y grata creación de recuerdos.


OTRA COSA.
Paso el dato (colectivamente, porque hacerlo personalmente trajo una reacción que aún desconozco, pero viniendo de quien viene, no me da muy buena espina).
En el Museo de Bellas Artes se está exhibiendo una exposición de fotografía de gente en Santiago, sucesos cotidianos, gente comiendo helado, tomado algo en vasitos plásticos con bombilla, con el dedo en la nariz o en la oreja, hombres cargando cosas, gente contando “plata pa’ la micro”, etc., de fondo, el ruidoso mundo del centro de Santiago (cuando salí de la sala, me di cuenta de que dentro del museo no se oyen las micros, se recomienda llevar una aspirina), las imágenes son de un medico y fotógrafo, que busca retratar la vida poco alegre (no sale nadie sonriendo) de los habitantes de Santiago de Chile.
También hay una exposición de una gringa, interesante para ver como nos ve, como ve Providencia, como ve Jerusalén, dan ganas de robarse ciertas corbatitas provenientes de la vieja Palestina.
Exposición de Bertrand, con imágenes del 1900, no olvide sacar sus anteojos 3D y disfrutar de la música de vitrola.
Y por último una exposición con imágenes de Nueva York, antes del 2002.