Un año más

Tempore entró a los 21 con crisis y todo por delante.

Es que miraba a mis primos y me hacía recordar mi pasado teenager, toda revoltosa y media carretera y media bebedora y media ska y media tantas cosas más, pero toda media, porque a los 17, a parte de que me gustaba Coke y que quería estudiar en la Chile, no tenía nada más claro.

Y que teniendo 20 y miles de canas y comportarme como de 15 y la presión social de 'niñita madure', me traía con los nervios de punta y que rayos, con los 21 uno deja de ser adolescente para convertirse en adulto-joven, pero está claro que a las 3 a.m. del 10 de septiembre no dejé de estar en un grupo etareo, para pasar a otro (y la diferencia generacional con mis primos sigue siendo tanta), porque nunca me previsualicé a esta edad, entonces no hay metas sin cumplir (a excepción de la gran meta que nunca cumplí)

Tengo que reconocer que el carrete de los 21 me hizo liberar tensiones, aunque bailamos axé y la mayonesa y todos esos hits del primer... quinquenio (así se dice?) de este nuevo siglo y que tengo claro que hay varias cosas que no tengo claro, que sigo sin definirme políticamente (pero voy derechito a ser liberal, fucking Rawls que me unió el puzzle), que no me gusta el fútbol (como expectadora), que ya no juego básquetbol (es que la gente es tan pesada), que no soy capaz de leer un libro de literatura liviana en menos de una semana (envidio tanto a ciertas personas) y que definitivamente perdí mi apuesta y fui incapaz de vivir tres meses sin... pensar en alguien (pero ya no me enamoro, así que si he tenido logros), pero claro, sigo siendo total, definitiva y absolutamente obsesiva y me gustan las comedias romanticas (inglesas) y odio a Jane Austin.

A parte de eso, sigo sin tener y teniedo todo y nada demasiado claro; aunque soy capaz de hacer kundalini yoga sin reírme (a excepción del jueves) y eso es un gran avance.