abril 05, 2006

Quiero que llegue el otoño!

“No hay mal que dure cien años” dice el dicho y que razón tiene esta gente cuando hablan bonito y además, la frasecita perdura; aquello de la sabiduría popular.
No quiero cantar victoria, me da susto, pero me atrevo a vaticinar que, al parecer, la oscuridad de estos últimos tres meses empieza a disiparse y, como le escribí a una amiga hace poco, creo que Tempore comienza a salir del agujerito.
Aunque ha sido necesario asumir cosas no lindas, la vida (no, eso suena a harto, así como mucho), las circunstancias vienen y le recuerdan a una que el cuento es simple y además, que es bello, que, como dijo la gnomo, siempre hay poesía en la laif.
Y es entonces cuando, las endorfinas (que hace unos meses ayudaron a que me olvidara que tenía guata y piernas y cabeza y pelo y todas esas cosas que a una le pueden doler), reaparecen tras un partido de básquetbol bien jugado, tras una sonrisa y un hola de mi objeto psicopático y tras el intercambio de cuatro palabras con el gilo. Además, hoy me di cuenta de que soy capaz de querer, pero así como dicen los psicólogos o la Biblia, porque resulta, que por alguna razón al gilo le ha ido mejorando la cara (antes me daba lata verlo mal y no saber porque, pero parece que el papel de especie de ex es incompatible con el papel de amiga) y como que eso también influye a que me sienta mejor y que me sienta mejor porque veo que él se ve bien, me hace sentir mejor aún y se arma una linda cadena que me deja estudiar tranquila y dormir tranquila y comer tranquila y todo más tranquila y es bacán que la vida retorne a su ritmo habitual, pero así habitual, tras agujerito que siempre deja cosas para sacar en limpio.
Y es bacán tener blog porque entonces se convierte en una carta abierta para decir lo que no me dejan decir y resulta que tengo que terminar de estudiar y no se que rayos hago actualizando esto, pero en fin, quiero que llegue el otoño!