Sigo llorando
De que estoy cansada no es una novedad, pero en este “largo” fin de semana, estoy cachando que estoy realmente cansada, estresada y con todas esas cosas mentales que le vienen a la gente producto del agotamiento; tanto así que agradezco al Cielo que no me hubiese venido antes, porque hubiese congelado, así de brígido; y tengo problemas en que sea ahora, porque todavía queda mucha nota que jugarme y ya no tengo ganas, se-me-agotaron.
Es que me pregunto si realmente valdrá la pena tanto esfuerzo, si no es mejor terminar la carrera por la caletera, no es un secreto que en la Escuela hay 3 modos de llegar a ser abogado y no creo que sea malo tomar el rumbo más simple. Me pregunto si valdrá la pena estar encerrada tanto rato, ayer fui a comprar ramitas al bazar de la esquina y la señora me dijo que estaba grande y que ella pensaba que ya no vivía acá (así de ausente), si valdrá la pena dejar de visitar a mis amigos de la vida, a mi familia, dejar de leer cosas que me interesan, ir a la igle solo los domingos, en fin, dejar de vivir, sólo por esto.
Tengo una amiga que se ha echado el examen de grado dos veces (el límite son tres y una cuarta rogándole hasta al Papa) y me cuenta sobre lo injusto que es que se haya encerrado dos años a estudiar y en 20 minutos se los hayan echado a pique; y es cierto, insisto que otro gallo cantaría si tuviera la seguridad de que el esfuerzo va a ser recompensado.
Cuando recién entré, me dijeron que cuando llegara a este punto, no me olvidará de cuales habían sido las razones que me llevaron a estudiar derecho, el problema es que esa solución no me sirve, porque la razón fue que no me alcanzaba para estudiar lo que quería; y reconozco que fue crucial que este semestre enganchara tanto con procesal y económico (y con las clases de Winter en penal) y que agradecí la existencias de profesores como el de Comercial, porque me mantuvieron interesada y hasta me daba lata cuando tenía que faltar a clases (o sea, me quedaba escuchando a Bofill, hasta el último suspiro que daba, por qué cuándo más que ahora, época universitaria, voy a tener la oportunidad de cruzarme, de primera fuente, con lo que piensan gentes como estas).
Pero eso pugna con esto, con el si vale la pena, tengo claro que el ser “ayudante de-“ le da un buen color a mi curriculum, pero no sé hasta qué punto, a parte de sentir que se trata de un título que me queda como poncho. Me gusta el derecho civil y el económico, pero no soy parte de la elite que se dedica a esas cosas y tampoco soy lo suficientemente inteligente como para soslayar ese detalle (a parte de que me da lata que por vivir en este rincón de Santiago y no ser linda, tenga que esforzarme el doble que el resto).
En fin, agradezco ser racional aún en mis estados irracionales, y saber que este estado es sólo circunstancial y que queda una semana de clases (lo que me da una tristeza tremenda) y que el semestre más asqueroso de la vida se acaba. Lo malo es que a pesar de mi racionalidad, no puedo controlar ni la ansiedad, ni darme ánimos para estudiar para las pruebas del lunes, miércoles y viernes.
PS: encontré una muy buena razón para no comprarme un macbook, la versión “económica” no le lleva grabador de DVD (así que también estoy recuperándome de ese impacto).
2 Comments:
Sinceramente, si estás ahi es por algo, así que empieza a tenerte fe.
Segundo. No somos pocos los que tenemos ganas de tirar la esponja -aunque me siento culpable, pq este semestre estaba entretenido y me jodí antes de tiempo-. Pasar esta nos hace, a lo menos, un poquito más fuertes que ayer. En tu caso, leo que te la has jugado todo lo que has podido este semestre... un consuelo puede ser que en tu balance anual queda esa satisfacción en tu haber.
Por último: queda 1 sí, UNA semana de clases. Es el último esfuerzo, dale!!!!!
ps: si no tiraste la esponja ahora, es o porque eres fuerte, o porque eres masoquista o porque en el fondo de tu ser te gusta el derecho.
Eso. Saludines.
Gaby^-^
un abrazo asiiiií de grande, no se me ocurre nada más, hay osas que al final no importa si valen la pena, sino pregúntale a todos esos mayores de veintitantos, haciendo lo que no les gusta, creo que el principal problema es que uno crece.
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