noviembre 10, 2005

Malas Combinaciones

Image hosted by Photobucket.comExisten combinaciones que definitivamente no se pueden dar o que si coinciden son un tanto incómodas, por ejemplo, fuego y agua, coca cola con soda, una noche en vela con un examen temprano, pantis con 30º a la sombra, negro con azul marino, un niño con una niña incapaces de hablarse o ser buena fisonomista y amable con la gente, porque se puede prestar para malos entendidos y para que se suban los colores al rostro. Así me ocurrió ayer en la micro, a eso de las 9.30 de la noche de vuelta de la casa de Jorge Edwards, frente de la biblioteca nacional, se subió detrás de mi un vecino bien adulto, el que fue compañero mío en las clases de cueca que tomé el año pasado; me senté y oculté rápidamente detrás de Cortázar, cerca del paradero caminé hacia el final de la micro y mi vecino me quedó mirando así que yo le sonreí, pero él, ahora, me miró con una cara de extrañeza que varió en depravación, creyendo, seguramente, que una linda niña le había sonreído por su, escondido, atractivo. Pero como estas cosas solo le ocurre a gente como yo y no tenía idea de donde vivía este tipo (solo se que cerca de mí porque las clases eran por acá), resulta que toco el timbre y él también se baja, triple vergüenza, porque entramos por la misma calle y el tipo me seguía mirando con cara de matador y yo como iba y le decía que no pasara rollos y que dejara de mirarme así; menos mal que yo doblé por un pasaje y él siguió de largo, pero creo que el ejercicio de andar regalando sonrisas por la calle, no es muy recomendable que digamos y, como diría mi güeli, menos en estos tiempos.