Primer día
Hoy tocó levantarse temprano, y mi reloj biológico me hizo una mala jugada, despertándome a las 6.10 y perdiendo los 50 minutos que me quedaban. Además resfriada , dormí poco y mal.
En el metro "Ecuador", me dispongo a esperar el tren, cuando llega, viene empapelado con publicidad de la Universidad Central, a lo que pensé, no me gustaría que mi dinero se gastara así; cuando me llegaban revistas de la Andrés Bello, tenía muy claro no llegar a esa universidad, solo por la probabilidad de que se usara mi plata en tentar a los secundarios de colegios de renombre a que llegarán a su aulas (y a sus bolsillos) por medio de la revistita aquella, que estaba en mi casa, puntualmente, cada mes. No lo digo con soberbia, de que mi plata se use, aparentemente, en nosotros mismos (o en el país mismo), por aquello de universidad pública, al servicio público (además, todos los profesores se quejan de lo poco que ganan, de que en la Chile se trabaja por amor al arte, pero necesitan dar tiempo en una privada, para tener un sueldo decente); si bien formo parte de aquellos a quienes los nervios la mataron para la PSU y estoy en U estatal por pura chiripa (que de un chuletazo me mandaron a dar la prueba de historia) y porque no podía desembolsar 4 millones al año, para estudiar lo que quería, y no estaba dispuesta a que un cuarto se fuera directamente a los bolsillos de quienes encontraron en la educación la gallina de los huevos de oro, y el otro cuarto, a que empapelaran un tren del metro con un nombre corporativo (hasta hoy me da cierto pudor, ver la plaga de micros con carteles del Pedro de Valdivia). No sé, supongo que el dinero puede ser invertido de mejor manera (reconozco que me han hecho ir a comprar libros editados por la Central), pero no será plata botada las gigantografías que llaman a gente que tiene muy claro a que U ir y a cual no?, disminuyendo aquello, también se podría disminuir los aranceles y ser todos más felices. Me asalta esa duda...
Yo le hago publicidad gratis!.
En el metro "Ecuador", me dispongo a esperar el tren, cuando llega, viene empapelado con publicidad de la Universidad Central, a lo que pensé, no me gustaría que mi dinero se gastara así; cuando me llegaban revistas de la Andrés Bello, tenía muy claro no llegar a esa universidad, solo por la probabilidad de que se usara mi plata en tentar a los secundarios de colegios de renombre a que llegarán a su aulas (y a sus bolsillos) por medio de la revistita aquella, que estaba en mi casa, puntualmente, cada mes. No lo digo con soberbia, de que mi plata se use, aparentemente, en nosotros mismos (o en el país mismo), por aquello de universidad pública, al servicio público (además, todos los profesores se quejan de lo poco que ganan, de que en la Chile se trabaja por amor al arte, pero necesitan dar tiempo en una privada, para tener un sueldo decente); si bien formo parte de aquellos a quienes los nervios la mataron para la PSU y estoy en U estatal por pura chiripa (que de un chuletazo me mandaron a dar la prueba de historia) y porque no podía desembolsar 4 millones al año, para estudiar lo que quería, y no estaba dispuesta a que un cuarto se fuera directamente a los bolsillos de quienes encontraron en la educación la gallina de los huevos de oro, y el otro cuarto, a que empapelaran un tren del metro con un nombre corporativo (hasta hoy me da cierto pudor, ver la plaga de micros con carteles del Pedro de Valdivia). No sé, supongo que el dinero puede ser invertido de mejor manera (reconozco que me han hecho ir a comprar libros editados por la Central), pero no será plata botada las gigantografías que llaman a gente que tiene muy claro a que U ir y a cual no?, disminuyendo aquello, también se podría disminuir los aranceles y ser todos más felices. Me asalta esa duda...
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