mayo 17, 2005

Encuentro fortuito

El sábado me junté con una de esas amigas, que se les puede llamar amigas; y en la micro, de vuelta a casa, pensaba en lo contingente que es eso de encontrarse con personas que luego formarán parte de la vida.
De vez en cuando ocurre que se tiene un día de suerte, uno de aquellos comparables con encontrarse 10 lucas tiradas en la calle o con una sonrisa del chofer en la micro; un día de aquellos, en que toca encontrarse al personaje que se convertirá en el amigo de la vida, al tipo del que una se enamorará por los próximos meses o, incluso, al padre de los hijos, al amante, al enemigo entrañable.
Es ahí cuando se tiene de frente al destino, en que se mira cara cara a don futuro, es ese instante en que se forma un bache en la continuidad del tiempo y, entonces, se reunen pasado presente y futuro en ese rostro que será recurrente en los sueños, en las preocupaciones, en las fiestas, en las conversaciones.
Es a partir de ese momento, cuando se empieza a escribir una historia en común, para que, al final del día, se llegue a la charla a cerca del hoy y se digan “te acuerdas de cuando...?” y, sin embargo, a pesar de la pregunta, siga existiendo un futuro tácito porque esa tarde, sigue siendo parte del día de suerte.