Sobre ayer.
Vengo llegando de mi penúltima prueba y antes de dormir la siesta para iniciar mis 48 horas de amor (por el derecho de bienes), me vine a escribir sobre que fue ayer... el ayer cronológico, no ando con tiempo para las nostalgias.
Resulta que se me acabaron las clases lectivas de tercero, ya se habrá enterado usted de lo tremendamente sufrido que fue, que al inicio me decían que era inmoral que la Escuela me dejara tomar tanto ramo y que para qué rayos lo hacía, que, además, tener una ayudantía era como tener un ramo más y que nueve era como mucho; pero me hice la valiente, y los únicos que pude haber botado, dos no valía la pena botarlos y el otro... no tenía seguridad que me asignaran al profesor que yo quería (y que resultó siendo uno de los ramos que más disfruté en el semestre, lástima que sólo durase un semestre).
Y ayer fue el día en que los profesores se despedían y era viernes, el día redondo, en que no había ramo latero. Primero Bofill que es tan House, junto con López, hicieron que mi puerta cerrada al Derecho Penal se entreabriera, y ya no encuentro tan descabellado dedicarse a esa área, además de que terminé envidiando el modo en que "el señor barbas rojas" (Bofill es colorín) hacía clases. Ahí ya me quedé con un nudo en la garganta, porque fue tan cortito el curso y tan interesante, nunca me había pasado que antes de un control de lectura hiciera mi mayor esfuerzo por terminarlo de leer, pero no por el control (por la nota), sino que porque los textos eran realmente interesantes, además el curso fue poner a prueba mis convicciones políticas, humanas y sociales, no sé, quien diría que era procesal, que me dolió perderme LA clase que no pude ir, que me dolió cuando no se hicieron tres clases, porque, cómo se les ocurre si es un curso tan corto!.
Después, vino la despedida de Zaliasnik, memorable, aunque llegué tarde al ciclo (de un año y medio) huyendo de los ayudantes de Soto, aunque extrañando a Soto la nostalgia se fue yendo y le fui encontrando la utilidad de saber lo que estaba ahí, aprendiendo; se nota que a Zali le gusta lo que hace y lo disfruta y eso se transmite y hasta se envidia. Litigante de los buenos, nos comentaba que la finalidad de la Escuela no debía ser sólo sacar a buenos abogados, sino que a buenas personas y ratificaba lo yo que decía, desde el punto de vista particularista de MI blog, de que lo bueno de seguir haciendo clases en la Chile, era que se encontraba de todo y que se notaba el interés, cosa que no siempre se veía en otras universidades con redes de seguridad más extendidas (sí sé que somos chovinistas) y a eso me refería el otro día, con que son distintos los esfuerzos cuando se tiene seguridad respecto del futuro y por eso, a él, le molestaba un poco esos alumnos que no buscaban rendir a mayores capacidades. A esas alturas ya tenía la guata media apretada.
Así que a la clase de Morales me mandaron con pañuelos, porque el joaco logró prenderme un interés inusitado en las ramas del Derecho Económico (este era el ramo que pude haber botado, pero que me dio susto porque pude haberlo hecho con profesores normales y/o de la vieja escuela) y fue aquí cuando me arrepentí del camino fácil en mi formación en Derecho Público; y no sólo porque no me daban urticarias los comentarios del profesor (pertenezco a la mala raza del liberal protestante, pero latino, cuec), y fue choro cuando Morales dijo que el sistema económico estaba hecho (y era bueno) porque el hombre tomaba decisiones por conveniencia y no por bondad... porque me acuerdo de la clase de oso (¿que será de oso?), cuando estábamos viendo la guerra fría en tercero medio y comentábamos con la marijo que la solución era crear un sistema que se adaptara al interés (natural) egoísta del hombre (sin cachar mucho de que se trataba el neoliberalismo). Lo bueno fue que Morales no se despidió (así que no tuve que usar los pañuelos que me regalaron, porque mi nivel de sensibilidad/tensión [poco tiempo para estudiar dos pruebas] a esa altura del día estaban llegando al punto más alto), sino que, mejor (ñoña!) fijó dos clases extraordinarias para terminar de ver la materia.
Durante lo poco que pude pensar en el semestre, llegué a la conclusión de que claramente no es que me guste ir a clases para tener que estudiar menos para las pruebas (era mi idea de siempre), sino que, me gusta ir a clases porque ahí se vive la universidad, cuando más voy a escuchar las ideas de López dichas por López respecto de la prisión preventiva o la prueba ilícita; y me miraban raro ayer cuando decía que andaba con pena por las despedidas, pero es la mezcla admiración - cariño por mis profesores (eso que me viene de chiquitita, a excepción de uno, en que se me pasó la mano) y por la condición personal de ser agradecida, es que han sido determinantes en el giro de 160º (falta un poco todavía) que he tenido en mi postura frente a la carrera y es un cuestión que me sorprende... harto (iba a decir gratamente, pero no, porque el derecho es feo y fome).
Me acordé de que tengo que poner a enfríar las RedBull, que son milagrosas, porque creo que sólo queda un último cartucho por quemar... y ya veremos, no creo que sea tan macabro un tropezón un poquito fuerte, un golpe medio traumático y estar lunes y martes hospitalizada... esas cosas se piensan cuando no quedan fuerzas para pensar... a-go-ta-das
(low batt) ojalá que alcance.
Resulta que se me acabaron las clases lectivas de tercero, ya se habrá enterado usted de lo tremendamente sufrido que fue, que al inicio me decían que era inmoral que la Escuela me dejara tomar tanto ramo y que para qué rayos lo hacía, que, además, tener una ayudantía era como tener un ramo más y que nueve era como mucho; pero me hice la valiente, y los únicos que pude haber botado, dos no valía la pena botarlos y el otro... no tenía seguridad que me asignaran al profesor que yo quería (y que resultó siendo uno de los ramos que más disfruté en el semestre, lástima que sólo durase un semestre).
Y ayer fue el día en que los profesores se despedían y era viernes, el día redondo, en que no había ramo latero. Primero Bofill que es tan House, junto con López, hicieron que mi puerta cerrada al Derecho Penal se entreabriera, y ya no encuentro tan descabellado dedicarse a esa área, además de que terminé envidiando el modo en que "el señor barbas rojas" (Bofill es colorín) hacía clases. Ahí ya me quedé con un nudo en la garganta, porque fue tan cortito el curso y tan interesante, nunca me había pasado que antes de un control de lectura hiciera mi mayor esfuerzo por terminarlo de leer, pero no por el control (por la nota), sino que porque los textos eran realmente interesantes, además el curso fue poner a prueba mis convicciones políticas, humanas y sociales, no sé, quien diría que era procesal, que me dolió perderme LA clase que no pude ir, que me dolió cuando no se hicieron tres clases, porque, cómo se les ocurre si es un curso tan corto!.
Después, vino la despedida de Zaliasnik, memorable, aunque llegué tarde al ciclo (de un año y medio) huyendo de los ayudantes de Soto, aunque extrañando a Soto la nostalgia se fue yendo y le fui encontrando la utilidad de saber lo que estaba ahí, aprendiendo; se nota que a Zali le gusta lo que hace y lo disfruta y eso se transmite y hasta se envidia. Litigante de los buenos, nos comentaba que la finalidad de la Escuela no debía ser sólo sacar a buenos abogados, sino que a buenas personas y ratificaba lo yo que decía, desde el punto de vista particularista de MI blog, de que lo bueno de seguir haciendo clases en la Chile, era que se encontraba de todo y que se notaba el interés, cosa que no siempre se veía en otras universidades con redes de seguridad más extendidas (sí sé que somos chovinistas) y a eso me refería el otro día, con que son distintos los esfuerzos cuando se tiene seguridad respecto del futuro y por eso, a él, le molestaba un poco esos alumnos que no buscaban rendir a mayores capacidades. A esas alturas ya tenía la guata media apretada.
Así que a la clase de Morales me mandaron con pañuelos, porque el joaco logró prenderme un interés inusitado en las ramas del Derecho Económico (este era el ramo que pude haber botado, pero que me dio susto porque pude haberlo hecho con profesores normales y/o de la vieja escuela) y fue aquí cuando me arrepentí del camino fácil en mi formación en Derecho Público; y no sólo porque no me daban urticarias los comentarios del profesor (pertenezco a la mala raza del liberal protestante, pero latino, cuec), y fue choro cuando Morales dijo que el sistema económico estaba hecho (y era bueno) porque el hombre tomaba decisiones por conveniencia y no por bondad... porque me acuerdo de la clase de oso (¿que será de oso?), cuando estábamos viendo la guerra fría en tercero medio y comentábamos con la marijo que la solución era crear un sistema que se adaptara al interés (natural) egoísta del hombre (sin cachar mucho de que se trataba el neoliberalismo). Lo bueno fue que Morales no se despidió (así que no tuve que usar los pañuelos que me regalaron, porque mi nivel de sensibilidad/tensión [poco tiempo para estudiar dos pruebas] a esa altura del día estaban llegando al punto más alto), sino que, mejor (ñoña!) fijó dos clases extraordinarias para terminar de ver la materia.
Durante lo poco que pude pensar en el semestre, llegué a la conclusión de que claramente no es que me guste ir a clases para tener que estudiar menos para las pruebas (era mi idea de siempre), sino que, me gusta ir a clases porque ahí se vive la universidad, cuando más voy a escuchar las ideas de López dichas por López respecto de la prisión preventiva o la prueba ilícita; y me miraban raro ayer cuando decía que andaba con pena por las despedidas, pero es la mezcla admiración - cariño por mis profesores (eso que me viene de chiquitita, a excepción de uno, en que se me pasó la mano) y por la condición personal de ser agradecida, es que han sido determinantes en el giro de 160º (falta un poco todavía) que he tenido en mi postura frente a la carrera y es un cuestión que me sorprende... harto (iba a decir gratamente, pero no, porque el derecho es feo y fome).
Me acordé de que tengo que poner a enfríar las RedBull, que son milagrosas, porque creo que sólo queda un último cartucho por quemar... y ya veremos, no creo que sea tan macabro un tropezón un poquito fuerte, un golpe medio traumático y estar lunes y martes hospitalizada... esas cosas se piensan cuando no quedan fuerzas para pensar... a-go-ta-das
(low batt) ojalá que alcance.
1 Comments:
Cachai que me perdí todo eso, porque intenté dedicarle tiempo a las pruebas e igual me fue mal?... al final, me quedé sin pan ni pedazo y quedé cansada de todas formas.
Ánimo... es lo último. Después de todo, quedarás con el dulce sabor que tiene el luchar por las cosas, que al final del día valen la pena.
Saludines.
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