Una nueva nueva experiencia
Esto del Transantiago me va a dar tema para todos los días....
Hoy salí de mi casita algo atrasada, pero alcanzaba a tomar el bus de las 7.45 y llegaba a la hora, como DEBÍA ser, porque hoy volvía Barros y había que estar en toda la clase de Barros porque es Barros y Barros ya se nos va (y nos dejará huachos, luego de que su estilo nos dejó sin vida desde el segundo semestre de primer año... pero ese es otro tema); la cosa es que iba saliendo cuando mis vecinos del frente también, así que me llevaron hasta República, ahí debía tomar la 210, que según mis cálculos también era "SuBus" así que no pasaría y resignada (como uno debe ser) esperé el clon, luego de que pasaron dos y que me di cuenta de que mi dedito no tenía el poder suficiente para detenerlos, bajé a los infiernos del tren capitalino, experiencia que no vivía en horas punta desde hace unos dos meses, desde que descubrí las bondades del clon y ya no era necesario pelear con nadie.
Bajé, habían dos corridas de gente, eran las 8.10 así que me quedaba tiempo para tener paciencia... un metro.... otro metro... otro metro y quedé en la primera fila, otro metro, otro metro cuya puerta, que daba a mi lugar, no se abrió (rayos, dije yo, si no se abrió va a haber escándalo más adelante y comencé a asustarme, porque tenía que llegar a la clase de Barros), otro metro, un espacio en que no cabíamos mi mochila y yo, quizá independientemente si, pero las dos juntas, no. Otro metro, cuéntelos, van 7, y me increpaba que con tanto tiempo sin bajar al infierno ya había perdido la destreza de subirme a los carros (ese podría ser un buen deporte, me faltó entrenamiento) y al octavo metro, cuando mis niveles de desesperación se mezclaron con adrenalina, vi el espacio y me acordé de los viejos tiempos, mezcla basquetbol con este deporte de subirse al metro lleno, e intentamos 3 usuarios, cual espermatozoide, entrar al vagón, hice uso de mi enorme humanidad (ahí recién me acordé de que contaba con ese capital) y, a punta de empujones, dejé abajo al chico rubio que intentó pelear conmigo (a eso me refería en el post de ayer con que si somos muchos, ya no somos compañeros, sino que enemigos) y me fui, al fin, a mi destino.
Pero no fue todo, en Los Héroes, el círculo temido, salió mucha gente y entró más, como era normal según recuerdo, y, entre empuje y empuje, mi nuca se topó con un brazo y mi cabeza no podía seguir a mi cuerpo y hace rato no echaba tanto garabato junto ni me daban tantas ganas de pegarle a alguien como cuando el tipo que iba dentras de mi, chantó si brazo a un metro de su cuerpo y dividió a mi cabeza de mi cuerpo. Como había que guardar la compostura, porque eso si que me acuerdo, la gente anda irascible en el infierno, si le pegaba en serio (como estuve a punto) no iba a respetar que yo fuese niñita, así que empecé a pegarle con mi nuca y cuando, a la estación siguiente, se bajó un resto de gente más, me corrí para atrás con un movimiento en el cual logré descargar toda mi ira frente al mal parido que no sacaba su fucking brazo del fucking fierro; qué creía?, qué se iba a caer?, qué llegaría al suelo?, si hay gente muy amermelá en esta ciudad (el saco eh papas me miró feo).
Salí del vagón (obviamente sin dejar de darle un último regalito al agilao que iba al lado mio) y una vez que emergí del infierno, me di cuenta que algo raro pasaba en Santiago porque iban varios compas mios tarde, así que a las 8.45 llegué a clases, me senté y miré el cuaderno de la Paloma en que solo salía la fecha (no me perdí de nada importante, pero me estresé por el resto del día).
Hoy salí de mi casita algo atrasada, pero alcanzaba a tomar el bus de las 7.45 y llegaba a la hora, como DEBÍA ser, porque hoy volvía Barros y había que estar en toda la clase de Barros porque es Barros y Barros ya se nos va (y nos dejará huachos, luego de que su estilo nos dejó sin vida desde el segundo semestre de primer año... pero ese es otro tema); la cosa es que iba saliendo cuando mis vecinos del frente también, así que me llevaron hasta República, ahí debía tomar la 210, que según mis cálculos también era "SuBus" así que no pasaría y resignada (como uno debe ser) esperé el clon, luego de que pasaron dos y que me di cuenta de que mi dedito no tenía el poder suficiente para detenerlos, bajé a los infiernos del tren capitalino, experiencia que no vivía en horas punta desde hace unos dos meses, desde que descubrí las bondades del clon y ya no era necesario pelear con nadie.
Bajé, habían dos corridas de gente, eran las 8.10 así que me quedaba tiempo para tener paciencia... un metro.... otro metro... otro metro y quedé en la primera fila, otro metro, otro metro cuya puerta, que daba a mi lugar, no se abrió (rayos, dije yo, si no se abrió va a haber escándalo más adelante y comencé a asustarme, porque tenía que llegar a la clase de Barros), otro metro, un espacio en que no cabíamos mi mochila y yo, quizá independientemente si, pero las dos juntas, no. Otro metro, cuéntelos, van 7, y me increpaba que con tanto tiempo sin bajar al infierno ya había perdido la destreza de subirme a los carros (ese podría ser un buen deporte, me faltó entrenamiento) y al octavo metro, cuando mis niveles de desesperación se mezclaron con adrenalina, vi el espacio y me acordé de los viejos tiempos, mezcla basquetbol con este deporte de subirse al metro lleno, e intentamos 3 usuarios, cual espermatozoide, entrar al vagón, hice uso de mi enorme humanidad (ahí recién me acordé de que contaba con ese capital) y, a punta de empujones, dejé abajo al chico rubio que intentó pelear conmigo (a eso me refería en el post de ayer con que si somos muchos, ya no somos compañeros, sino que enemigos) y me fui, al fin, a mi destino.
Pero no fue todo, en Los Héroes, el círculo temido, salió mucha gente y entró más, como era normal según recuerdo, y, entre empuje y empuje, mi nuca se topó con un brazo y mi cabeza no podía seguir a mi cuerpo y hace rato no echaba tanto garabato junto ni me daban tantas ganas de pegarle a alguien como cuando el tipo que iba dentras de mi, chantó si brazo a un metro de su cuerpo y dividió a mi cabeza de mi cuerpo. Como había que guardar la compostura, porque eso si que me acuerdo, la gente anda irascible en el infierno, si le pegaba en serio (como estuve a punto) no iba a respetar que yo fuese niñita, así que empecé a pegarle con mi nuca y cuando, a la estación siguiente, se bajó un resto de gente más, me corrí para atrás con un movimiento en el cual logré descargar toda mi ira frente al mal parido que no sacaba su fucking brazo del fucking fierro; qué creía?, qué se iba a caer?, qué llegaría al suelo?, si hay gente muy amermelá en esta ciudad (el saco eh papas me miró feo).
Salí del vagón (obviamente sin dejar de darle un último regalito al agilao que iba al lado mio) y una vez que emergí del infierno, me di cuenta que algo raro pasaba en Santiago porque iban varios compas mios tarde, así que a las 8.45 llegué a clases, me senté y miré el cuaderno de la Paloma en que solo salía la fecha (no me perdí de nada importante, pero me estresé por el resto del día).
3 Comments:
Adoro llegar tarde a la U (tipo 12).
Todo es tan tranquilo para llegar, y no golpeo a nadie!
Bueh!
Espero que tus viajes mejoren.
Besos.
Carlo.
Cuantos hemos terminado medios desarmados después de salir del metro, pfff y la estación los heroes es terrible, tanto como la estación tobalaba
Puajjjj
Ojalá algún día pueda escapar de esta ciudad de mierda.
Están todos enfermos.
Publicar un comentario
<< Home