Una nueva experiencia
Téngase presente que no me estoy quejando, formo parte de la población capitalina resignada.
Desde Transátanico los tiempos para llegar a o desde cualquier lugar a mi casa no varían a las horas completas y no exactas, esto último, especialmente cuando tengo clases importantes o tengo que dar pruebas que luego me saco 2.6 y me río porque igual es gracioso sacarse un 2.6.
El otro día experimenté la teoría de la equitemporalidad y fue frustrante la comprobación. Me pasé desde la Escuela a la Biblioteca de Santiago (me gustaría hacer notar lo cerca que vivo de Estación Central haciendo alusión a que en auto me demoro 15 minutos en pasar por Matucana), saqué un par de libros y a las 13.57 sonó mi teléfono cuando ya me iba, no sé con exactitud cuanto me demoré en caminar hasta el paradero de Las Sophoras o algo así (la calle que está detrás del Centro de Eventos de la Usach) y esperé, esperé y esperé hasta que pasó una i10 que no paró, por ende, resignada como uno debe ser, seguí esperando y esperando y esperando hasta que pasó otra i 10 que sí nos paro y nos subimos (todos juntos, ve que cuando el de al lado sufre lo mismo que uno, nos volvemos compañeros, a excepción de que ya sean muchos, en ese momento no son compañeros sino enemigos que quieren ocupar tu lugar dentro del bus) y así, casi sin notarlo o notándolo demasiado eran las 15.10 cuando cerré la puerta y miré el reloj de mi casa.
Desde Transátanico los tiempos para llegar a o desde cualquier lugar a mi casa no varían a las horas completas y no exactas, esto último, especialmente cuando tengo clases importantes o tengo que dar pruebas que luego me saco 2.6 y me río porque igual es gracioso sacarse un 2.6.
El otro día experimenté la teoría de la equitemporalidad y fue frustrante la comprobación. Me pasé desde la Escuela a la Biblioteca de Santiago (me gustaría hacer notar lo cerca que vivo de Estación Central haciendo alusión a que en auto me demoro 15 minutos en pasar por Matucana), saqué un par de libros y a las 13.57 sonó mi teléfono cuando ya me iba, no sé con exactitud cuanto me demoré en caminar hasta el paradero de Las Sophoras o algo así (la calle que está detrás del Centro de Eventos de la Usach) y esperé, esperé y esperé hasta que pasó una i10 que no paró, por ende, resignada como uno debe ser, seguí esperando y esperando y esperando hasta que pasó otra i 10 que sí nos paro y nos subimos (todos juntos, ve que cuando el de al lado sufre lo mismo que uno, nos volvemos compañeros, a excepción de que ya sean muchos, en ese momento no son compañeros sino enemigos que quieren ocupar tu lugar dentro del bus) y así, casi sin notarlo o notándolo demasiado eran las 15.10 cuando cerré la puerta y miré el reloj de mi casa.
3 Comments:
Menos mal que era un local.
A la hora que se te ocurre tomar un troncal te demorai 4 horas...
Tes bien.
El Transantiago no me gusta... ´porque me aburre tener que irme de pie todos los días y todas las tardes, porque soy feliz siendo un saco de papas que se deposita sobre un asiento para que el submarino antes amarillo y ahora blanquiverde la lleve hasta su destino. Me gusta escuchar a la gente y este es un tema que da harto de que hablar... pero el costo es muy grande.
Buuu, no me gusta.
ps: no te contaron la masacre de Monterito en Procesal? (mi nota padece de hipotermia por lo fria y lejana que estaba del 4... y no es azul)
Saludos
Parece que eso de la equitemporalidad ocurre solo en tu mundo.
Jamás, ni con Transatánico ni con los Tractores Amarillos, me he demorado menos en llegar a cualquier lado, desde cualquier lado.
Es horrible, y las horas pasan tan rápido...
Saludos.
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