Domingos de nostalgia

Definitivamente, creo que se me está haciendo costumbre esto de los domingos melancólicos, mientras almorzaba sentí un frío algo extraño (no creo que esté semi muerta), pero no era frío de domingo antes de lunes colegio, sino era recuerdo de nieve (cuando aún estaba en el colegio).
Ya habían pasado varias semanas sin que me bajara la nostalgia post-escuela, creo que ya estoy bastante habituada al nuevo mundo, pero hoy desperté con un sueño en que aparecían todos los viejos marineros, desde coke (el viejo profe, amor de secundaria) hasta la He (sí, se lee helio, porque siempre su apellido se me confundía entre He-nríquez y He-rnández, así que llegamos al consenso de llamarla He), la niña putita (el resto lo decía, no soy nadie para andar levantando calumnias) a la que también le gustaba el profe, pasando por la Caro (la única porteña con la que me sigo comunicando), la Natalia (si, sorprendete), la marijo (mi linda amiga tauro, que no me invitó a su cumpleaños porque no fumo ni bebo) y los viejos maestros bondadosos, oso, puente y hasta boni (el sexy men de los profes, aunque según las última encuesta, iba liderando coke). Había mar, que he oído significa cambio, y largas mesas con muchos invitados (todas nosotras), las que terminaban junto a unos botes a la orilla de la playa; había un lindo sol, así como el de hoy, que estaba de adorno (sentía el frío que hacía) y desperté cuando, por primera vez en un sueño, el tipejo ese, coke, me daba un beso en la boca, supongo que así se zanjó la historia de los sueños (los besos nunca habían sido en la boca), o quizá que viene ahora
Pero, finalmente el tiempo, terminará zanjando el cuento (y mis domingos, seguirán teniendo otra historia melancólica)